7/11/2011

Amor al prójimo

Amor al prójimo
Mañana salgo de viajes, cosa de rutina. Estoy empezando a resfriarme y me alegra viajar así porque no soltaré el virus en mi casa, sino que lo llevaré lejos. Eso sí que se llama estar enfermo, pero no del resfriado sino del alma.

Cerrar filas
Después de 9 años empiezo a encariñarme con mis colegas. Justo lo que no quería. Pierdo capacidad de violencia hacia quien tengo cariño. En cambio, la refuerzo hacia todo lo que nos haga frente. Odio cerrar filas porque uno termina traicionado o tracionando. A la vez, esa sola posibilidad es el mayor acicate del amor al prójimo.

Sólo los valientes
Mi abuela amaba el mar, pero siempre se burlaron de ella porque no sabía nadar y se quedaba en la orilla donde el agua no le pasara de los tobillos. En aquel paseo de fiestas patrias, se ahogaron tres hombres. Desde la orilla, mi abuela contempló como sacaban a los fallecidos. Unos periodistas corrieron a entrevistarla para ver cómo había impresionado esta tragedia a semejante viejecita.
-Señora, usted fue la única testigo, ¿qué opina de lo sucedido? 
-Yo opino que ningún miedoso se ahoga.