En cierta ocasión hice una disertación filosófica ante un gran público. Al terminar, cantidad de gente vino a felicitarme. No tuve duda de que había triunfado cuando por fin vi a un preclaro maestro de las artes que venía directamente hacia mí. Al llegar al podio, me sacudió la mano con fervor y me dijo: "La felicito por ese pelo tan rojo".
Percepción
Para
mi felicidad hoy atravesé 4 proyectos de construcción sin que un obrero
me dijera obscenidades. Sin embargo, me preguntaba, ¿por qué? Mi primera conclusión es que estoy subida de
peso, aunque eso nunca los ha detenido. Tal vez es que ya no soy tan
joven, qué bien, pero recordé que eso tampoco les importa. Tal vez tomaron conciencia sobre el
acoso. Lo dudo. ¿Será porque visto de negro cerrado? Por fin llegando a
mi edificio unos repartidores frenaron para decírmelo de frente: "Esa
pelirroja tiene cara de ser perversa" -y por ahí mismo arrancaron.
Crimen 265
Sangre por todas partes. Una mujer semidesnuda se arrastra hasta el baño. Vientre desgarrado, respiración entrecortada, náuseas, rostro lívido. Un puñal de cien puntas le rasga el fondo de las entrañas desde adentro. Ni una queja, ni una lágrima. Ni el macho más macho se lo aguanta. Muerte y resurrección #265 de mi vida y #8 de este año. Una vez más estoy menstruando.
Influencia
Hay quienes se han pintado el cabello rojo por la revolución, por la sangre, por la guerra, por la rebeldía, ¡por Irlanda!, por el rock... hay tantas razones. Pero aunque usted no lo crea, hay quienes se han pintado el pelo rojo solo por mí. Vaya, eso sí se llama influencia. Ojalá tuviese la misma influencia en la política.