1/20/2015

Meditaciones metamateriales

Tuve una hija hace 20 años, desde entonces no duermo. Tuve un hijo hace 4 años, desde entonces no me peino. Soy ojeroza y despeinada por eso, no por esnobismo.

La vida me regaló piernas cortas para una cancha muy larga. Detrás, los lobos. No puedo dejar de correr. Detenerse a llorar sería lujoso. Las crías no esperan, cualquier especie lo sabe. 

Es menester mantenerse incólume hasta el día final. Y aun esa tarde lluviosa es probable que tengas que ayudar a cargar un rato tu propio féretro. 

Ñatore May las hay también en la ciudad cuando ya no sabes de mimos ni de besos y descanso jamás tuvo tu cuerpo de animal. 

Me pregunté si la diferencia entre un amigo al que quieres y un amante al que quieres radica solo en irse a la cama. 

O si estar de vacaciones radica solo en no ver a tus colegas en vivo por un mes. 

O si la diferencia entre descansar y morirse, radica en no volver a abrir los ojos. Y una vez más, los abres.