11/09/2017

Dos muchachas


En 1939, una muchacha del interior va caminando por una de las calles de la capital panameña, cuando se encuentra frente a frente con otra muchacha de su pueblo. Se abrazan con lágrimas en el rostro porque pensaron que jamás volverían a verse. Una de ellas escapó hace un año en busca de un nuevo mundo sin que se supiera de su paradero y la otra fue traída hace pocos días por un pariente lejano. Ahora se enganchan del brazo y caminan por las aceras. Van conversando y viéndolo todo y, de repente, una de ellas frena al pasar por un zaguán porque algo la llama. Al final del pasillo oscuro se puede ver un patio soleado y un hombre maniobrando con un extraño aparato. Es un fotógrafo! Vamos! le dice mi abuela a su amiga. Señor, cuánto nos cobra por una fotografía? Nunca se han hecho una foto. Rebuscan en sus monederos y juntan los reales. Tú mejor te sientas, Manuela, le dice Constanza a mi abuela. No se muevan! dice el fotógrafo metido bajo un trapo negro. Estalla una luz, y las dos amigas saltan juntas a la inmortalidad.