11/24/2019

La trompeta

La ciudad de Toronto está poblada de artistas, soñadores y locos. El otro día, en una esquina, un hombre tocaba una trompeta con una pasión y fuerza que jamás he visto en otro músico en escenario alguno. Cada tanto el hombre se detenía un poco y, ofreciéndonos la trompeta, nos hacía señas a los viandantes de acercarnos a tocarla, pero nadie se animaba. El problema no era tanto que no fuésemos músicos, sino que el que único que podía ver esta trompeta era él. 

Y sonreí un poco porque en el fondo la locura de los otros no provoca burla sino alivio. Un alivio breve mientras sigo mi camino entre el gentío y el metro y los edificios, escuchando una música que no logro interpretarle al mundo porque solo es capaz de existir en mi alma. Solo unos pocos pueden oír la trompeta.