12/21/2016

Fieras

Mi abuela decía que para que un perro te cuide bien hay que ponerle un nombre de fiera. He pensado en conseguirme un perro enorme, terrible y ponerle de nombre Asesino y dejarlo rondar el patio para intimidar. Pero enseguida recuerdo una conversación. Fue cuando estaba en el segundo curso de literatura con la maestra Mireya Hernández. 
Una tarde, mientras trabajábamos en alguna práctica, una mujer que se me sentaba en diagonal adelante, gira la cabeza por encima de su hombro y me llama:
- Pst, pst!
- ¿Qué?
- Sabes que yo trabajo en la cárcel, ¿verdad?
- Sí, lo sé.
- ¿Sabes lo que me dijo un ladrón? 
Niego con la cabeza esperando a ver qué secreto universal me trae hoy.
- Bueno, el otro día después de cerrar nuestra entrevista me dijo: Licen, un consejo de cortesía: "Perro chiquito, Licen, de los que duermen adentro con almohadita. Perro grande no, porque con ese nosotros hacemos lo que nos da la gana, pero esos demonios chiquitos no paran de hacer su tremendo escándalo por toda la casa y como están adentro uno no los puede aquietar. Dificultan mucho el trabajo, Licen."
~ ~ ~
No contesté, solo fui a la última página de la libreta, y anoté: 
"Perro chiquito. No olvidar."